Semana 41+3. Seguía sin ponerme de parto, así que pedí que me hicieran una maniobra de Hamilton, para ver si eso ayudaba a evitar una inducción. Aquella noche me puse de parto, con contracciones flojas que aumentaron mucho de intensidad al romper aguas poco después.
Fui al Hospital porque había dado positivo en la bacteria y me tenían que poner antibiótico. Pasaron 5 o 6 horas en las que apenas dilataba y me dolía mucho, las matronas venían a cada rato, me trataron con mucho cariño. Me pusieron la epidural hacia las 11 de la mañana y pude descansar mientras dilataba.
Hacía las 4 se me estaba pasando el efecto de la epidural, me dijeron que mejor no poner más porque el niño era muy grande y era mejor que lo sintiera un poco para poder controlar mejor. Acepté, pero al poco, estando ya de 10 cm vieron que el bebé se había puesto de cara. Ahí empezó un ratito un poco duro, porque sentía dolor y necesitaba que el bebé se girara. La matrona estuvo ayudándome a controlar la respiración, y estuvimos probando posturas para intentar que se girara.
Un par de horas más tarde el bebé se hizo caca, y todo el mundo corrió para comprobar que su estado de salud fuera correcto. En un momento estuvo todo listo y comprobaron que estaba perfectamente, y justo en ese momento el bebé aprovechó para girarse y ponerse en posición!! Muy rápido fuimos a paritario y en 3 min, tenia a mi niño calentito encima mío! Sano, grande y precioso! Me hicieron una pequeña episiotomía, pero fue casi en el último pujo porque me iba a desgarrar, ya que el bebé era muy grande y cabezón.
Puede parecer que hubo momentos malos, pero me trataron con tanto cariño y respeto que en ningún momento sentí miedo, me sentí siempre acompañada y respetada.