Libanus, Brecon, WALES
13/05/2021 @ 01:22 Gales 02:22 España
Aquí estoy sentada, después de un mes y medio del nacimiento de David, he podido sacar un huequito para empezar a contar esta maravillosa historia del parto tanto soñado. No sé por dónde empezar. Son tantas emociones que quiero contar y tan difícil explicarlas… pero lo voy a intentar.
Este embarazo ha sido muy esperado, deseado y vivido desde su inicio de forma muy diferente al anterior. Con Alonso fue todo lo que ninguna mujer debería experimentar. Un parto nada respetado y con violencia obstétrica. Por eso, desde ese momento he estado luchando y preparándome para llegar a ser lo que tanto he soñado, MATRONA, y poder acompañar a las mujeres para que puedan llegar a ese día tan maravilloso empoderadas y con la oportunidad de poder experimentar su parto siempre de forma respetada. Con David ha sido todo completamente distinto. Después de terminar mi formación como matrona, decidimos que ya era el momento de aumentar nuestra familia. Teniendo súper claro que queríamos un parto RESPETADO, estar acompañados de las personas adecuadas (mi súper equipo), parir en casa, sentir en cada momento que es parir, y sobre todo vivir la mejor experiencia de nuestras vidas.
Desde el momento que supimos que estábamos embarazados, tuvimos claro que este bebé iba a nacer en casa, y las personas que nos iban a acompañar en este gran momento. En la semana 4 de embarazo, Ruth e Irati ya sabían que formaban parte de esta gran aventura. Y como era de esperar tuvimos su apoyo desde el primer momento hasta el día de hoy.
La primera cita tan esperada con la matrona fue en la semana 8, donde te hacen una serie de preguntas para saber si es un embarazo de riesgo o bajo riesgo. Desde el principio hasta el final, mi embarazo ha sido clasificado de bajo riesgo. También tuve la oportunidad de tener mi seguimiento antenatal con la misma matrona, lo que ayuda a crear un vínculo más afectivo. Y las últimas citas antes del parto tuvimos la oportunidad de que fueran en casa.
En la semana 36 tuvimos una cita en casa, donde la matrona estuvo durante una hora y media, sólo hablando de nuestro PLAN DE PARTO, donde respetaron todos nuestros deseos y sobre todo la matrona nos daba toda la información necesaria siempre usando la evidencia científica. Estuve muy sorprendida, porque en España estamos muy lejos de estos cuidados.
En la semana 37+2, decidí asistir a una sesión de acupuntura que realizaba una de las matronas del equipo de Brecon, para ayudarme a la preparación al parto. Recomendaban una sesión a la semana desde la semana 37 hasta la fecha de parto. Lo que nunca podía imaginar era que esa misma noche iba a empezar con las contracciones…
Se me olvidaba mencionar que durante el tercer trimestre, mi pareja y yo decidimos empezar un curso online de hipnoparto con Emilio Bastida, matrón que conocí a raíz de leerme su libro de Mi parto en casa, muy recomendado para todas las mujeres embarazadas. Este curso nos ayudó a mi pareja y a mí a estar más preparados y unidos en el gran día. A pesar de ser matrona y tener muchos conocimientos, en ese momento yo era una madre embarazada disfrutando de su embarazo. Durante esta formación estuvimos realizando ejercicios de relajación, aprendimos a usar el rebozo durante el embarazo y parto, a realizar nuestras afirmaciones positivas, a escribir mi visualización del parto… Al final de este curso, tenía sobredosis de positividad.
Había estado esperando tanto tiempo que llegara este día y quería poder disfrutar cada momento que así fue…Siempre bromeaba con que no podía ser un parto corto, teníamos tantas cosas preparadas para el gran momento.
La noche del 11 al 12 de mayo estaba de 37+3, empecé a notar las primeras olas uterinas, muy cortas e irregulares. Esa noche sólo pude dormir 2 horas. A la mañana siguiente le dije a mi pareja que no fuera a trabajar. Sabía que estaba empezando pero no sabía que iba a ocurrir y lo necesitaba conmigo para poder aumentar la oxitocina. Llame a nuestra amiga Irati, que era la que estaba de guardia para nosotros ese día, no sabía si iba a ser el día o no, pero ella estaba a tres horas de viaje de nuestra casa y tenía dos días libres, queríamos que estuviera con nosotros. Y así fue, fue llamarla y a los 5 minutos estaba de camino a casa. A su llegada, estuvimos hablando y pude sentir como las olas empezaron a ser más frecuentes. Mi pareja propuso ir a caminar a un valle que tenemos cerca de casa. Tengo que decir, que fue una gran decisión. Estuvimos andando un buen rato, parando con cada ola uterina, disfrutando de las vistas y el día soleado que hacía en ese momento. Durante ese paseo mi pareja me mostró el lugar donde quería enterrar la placenta, al lado de un árbol cerca de un lago.
Las contracciones empezaron a ser más intensas y regulares. Irati decidió avisar a Ruth, nuestra otra amiga que nos iba a acompañar en ese gran día. Ella también estaba a tres horas de camino y estaba trabajando. Pero no dudo ni un momento en coger el coche y poner rumbo a casa llena de emoción. Tengo que decir que Ruth, Irati y yo hicimos el curso de matrona juntas.
Llegó un momento en el que decidí volver a casa, cada vez las contracciones eran más frecuentes, cada vez hacía más paradas y no llegaba al coche jejeje. Ya en casa, estuve sin parar de moverme. Un rato usando la pelota, otro rato apoyada en el sofá, entre medias me daban un masaje en la espalda, usábamos el rebozo, escuchaba las diferentes listas de reproducción, disfrutaba de la luz tenue… Luego decidí meterme en la ducha, la cual me ayudó a que las olas fueran menos intensas. Al salir de la ducha las olas uterinas eran más intensas y decidimos que era el momento de llamar a la matrona, y usar la piscina. Cuando me metí en la piscina, noté un gran alivio, me ayudó mucho. Mi pareja y mi hijo de 9 años estuvieron dentro de la piscina conmigo un ratito. La matrona llegó al poco de estar en la piscina, serían sobre las 22:30-23:00. La verdad es que no estuve nada pendiente del reloj.
Todo iba progresando genial. Cuando llegó la matrona hizo una introducción muy suave, sin apenas interrumpir. Lo primero que hizo fue leer mi plan de parto. Más tarde me ofreció una examinación vaginal. La cual decidí no tener, ya que en ese momento no iba a cambiar nada y todo iba progresando bien. Me hizo una palpación abdominal, para asegurarse de que David estaba en una posición y presentación adecuada. Efectivamente, todo estaba perfecto. Después de la palpación abdominal fui al baño, donde hice un pipi súper largo, noté mucho alivio, y a la vuelta del baño pensé que había roto aguas, pero no, era un show de sangre, señal de que mi cérvix se había dilatado. Después de esto, las olas uterinas eran más intensas y decidí volver a la piscina.
Ya estábamos cerca del expulsivo. Todo era más intenso y llegó la frase mágica, “NO PUEDO HACERLO”. Sabía lo que eso significaba, pero a la vez lo sentía muy intenso. Podía sentir como mi bebé se deslizaba por mi pelvis, como mi cuerpo se adaptaba, las olas eran muy intensas pero al menos podía descansar entre cada contracción. Mis acompañantes no paraban de ofrecerme agua y comida para mantener mi energía. Después de cada contracción podía sentir como mi bebe descendía, nadie podía verlo, pero sabía que el gran momento se acercaba. Mi cuerpo iba respondiendo de una manera poderosa, no sé de dónde salía esa fuerza. De repente estaba empujando y la bolsa se rompió. Con el segundo empujón la cabecita estaba fuera y con el tercero tenía a mi bebé entre mis brazos. De un “NO PUEDO HACERLO”, pasé a decir “¡LO HE HECHO!”.
Mientras mi bebé salía pude notar su cabecita y después la matrona me lo pasó… tenía a mis amigas, mi hijo, mi pareja, la matrona, todos a mi alrededor, con unas caritas llenas de emoción. Fue un momento mágico que nunca olvidaré. Todos los ojitos llenos de lágrimas y con una luz especial.
Gracias al apoyo constante y al amor de mi pareja, mi hijo, mis amigas y la matrona que fue esencial. Y el súper trabajo de mi bebé y mi cuerpo.
David nació el día 13 de mayo a la 01:22 habiendo tenido un parto que superaba todas mis expectativas, y con el mejor equipo que se puede tener. Todo natural, sin nada de analgesia, cero examinaciones y sólo un pequeño desgarro que decidí que me dieran puntos para que cicatrice mejor. La placenta nació de manera fisiológica a los 20 minutos del nacimiento de David. El sangrado fue mínimo. Lactancia materna a los cinco minutos después del parto.
He aprendido lo importante que es estar bien informado para poder tomar las mejores decisiones. Y la importancia de confiar en nuestro cuerpo y saber escucharlo. Nosotras sabemos PARIR, solo tenemos que confiar en la naturaleza de nuestro cuerpo y contar con el apoyo de las personas que tú decidas que van a ser tu mejor acompañante.
Por último, me gustaría añadir que a los dos días de parir, mi pareja y yo fuimos a ese lugar mágico que me mostró durante el parto con David para enterrar su placenta. Y como no, acompañados de nuestro gran equipo.
